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Rock cristiano analizado por periodista  

Publicado por Centinela

Un periodista no creyente se sumerge en la cultura cristiana de rock americano, impactado por su autenticidad. Andrew Beaujon es un periodista norteamericano especializado en música. Sin ser persona religiosa, como periodista de temas de rock en la revista SPIN, quedó fascinado por el rock cristiano. Tras unos años de cubrir festivales, grupos y conciertos de música cristiana moderna, ha sacado en inglés su libro Body Piercing Saved My Life: Inside the Phenomenon of Christian Rock (El piercing salvó mi vida: adentrándonos en el fenómeno del rock cristiano) ¿Qué es ese piercing al que se refiere Beaujon? Es un lema que vio en una camiseta cristiana: el piercing radical es el de Cristo, que dejó traspasar sus manos, pies y costado por amor a los hombres. Eso es más radical, más antisistema que cualquier otra rebeldía. “Hacer que el cristianismo sea cool (bakan, mortal), es un reto difícil”, escribe Beaujon. “Cuando empecé a investigar para hacer este libro la reacción de mis colegas era mas o menos “que bueno que seas tý y no yo”. Body Piercing Saved My Life es la primera investigación periodística en la subcultura del rock cristiano, que en EEUU no es una pequeña minoría, sino sectores enteros de la población. En el año 2003, la música cristiana en EEUU vendió 47 millones de álbumes, más que el jazz, la clásica y la “new age” combinadas, con ventas subiendo un 10% cada año. No se trata sólo de bandas de rock, sino que son verdaderos ministerios de evangelización de skaters, de surfistas, defensores de tatuajes cristianos, parques de paintball, cafés, clubes nocturnos… todo va orientado a la línea de que los jóvenes cristianos organicen sus propias comunidades en clave cristiana, apartados del “mainstream” o de las ideologías dominantes no cristianas, pero sin renunciar a nada que sea gozoso pero rechazando lo que sea causa de pecado (ojo con esto). Bandas como Switchfoot, Creed, Sixpence None the Richer, DC Talk, NewsBoys, Michael W. Smith, entre otros, tienen una enorme difusión en Estados Unidos. Con mensajes en favor de la vida, de familia, del sexo reservado para el matrimonio, la música cristiana es lo más contracultural en una sociedad donde se aplica el lema “todo está permitido”. Beaujon no se ha convertido, pero ha estudiado el fenónemeno y ha señalado cosas interesantes. Apunta que muchos colegas cubren la cultura evangélica de forma injusta, o peor aún, ignorante. El periodista va explorando la historia del rock cristiano, analiza la lógica de la industria musical en EEUU y los principales jugadores en este terreno cultural. Adoración y Praise & Worship, sólo para iniciados El periodista muestra apreciación por los distintos estilos, cierta ecuanimidad, miras abiertas… hasta que llega al género de la música de adoración, el praise & worship. “Es la conclusión lógica de la música cristiana adulta contemporánea: no sólo no atrae a los que no estén ya en ello, sino que les resultará insoportable”, dice el periodista. Y describe la fórmula del praise & worship habitual: “Oberturas que anuncian algo celestial y portentoso en un glacial ritmo 4/4, coros que expulsarían a U2 del negocio por lo enormes…” Pero no sólo critica: también asume que es un género especial. La música de adoración “no es música para apreciar, es música para tener la experiencia, incluso las letras se centran más en la relación con Cristo que en Cristo mismo” Lo admirable del libro de Beaujon, según el periodista de Beliefnet Patton Dodd, “es su determinación por entender cómo los evangélicos pueden disfrutar tanto esta música para cantarla una y otra y otra vez (y otra más) y comprar CDs y tiquets de concierto suficientes como para mantener a flote toda una industria”. La respuesta la encontrará cerca del final de su investigacion, en un concierto de adoración la banda de David Crowder. Está impresionado por la buena actuación de Crowder. Entonces, se da cuenta de una cosa en la que no había reparado: Crowder ya no está en el escenario. La gente en el local sigue en adoración, entregada en oración y música, cuando ya se han ido los artistas. “Sólo había una estrella en el show de esa noche”, escribe Beaujon, “y no había estado en el escenario en absoluto”. “¿Qué hace que una música sea cristiana?”, se pregunta Patton Dodd comentando el libro de Beaujon. “Es una pregunta que persiste, en círculos cristianos hay mucho debate sobre si una música en particular es cristiana o es secular. Hay un axioma muy simple: tanto en el mundo paralelo de la música cristiana como en cualquier otro universo, el único que puede hacer cristiana a una música es Cristo. No importa lo que pensemos de Bazan, o Crowder, Rebecca St James, Michael W Smith, Mute Math o Newsboy; o, ya que estamos, de U2, Bob Dylan, Johnny Cash, Sujan Stevens y un millón más… cuando hablamos de música, haremos bien en recordar que nuestras categorías son demasiado simples, demasiado inflexibles, demasiado terrenales para contener la verdad”. Pagina principal

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